8 de abril de 2010

Verdades molestas: Jose Couso





Hace 7 años en Irak, ya entonces un país en guerra, una de las ofensivas del ejército de los EE.UU. consistía en una operación de ataque a los tres grandes pilares de prensa no aliada de dicho país. Para ello no dudaron en avasallar, como bien han demostrado que saben hacer, con todo lo que se les puso por delante, ya fueran militares, civiles o (¡peligro!) periodistas.



En el momento de la caída de Bagdad, en el Hotel Palestina, a la orilla este del río Tigris, se alojaban 300 periodistas internacionales, que se habían trasladado allí cuando lo hizo la CNN, abandonando el hotel Al-Rashid. La mayoría de los reporteros supuso que los militares estadounidenses no bombardearían la CNN, así que su presencia garantizaría una cierta protección. Eso pensaron también José Couso y el reportero de guerra de Telecinco Jon Sistiaga.


A primera hora de la mañana del 8 de abril de 2003, día en que cayó Bagdad, un tanque del Cuarto Batallón de la Tercera División de Infantería, Regimiento de Blindados 64, se encuentra sobre el puente de Al-Jumuriya, sobre el río Tigris. El tanque apunta con su torreta y destruye una cámara situada en la azotea de las oficinas de la televisión de Abu-Dhabi. Desde la habitación 1403 del Hotel Palestina, la cámara de José Couso capta la imagen del tanque apuntando cuidadosamente al "objetivo", aún cuando la Televisión de Abu-Dhabi ya había facilitado las coordenadas de sus oficinas al Pentágono antes de la guerra.

Un poco más tarde, Al-Jazyra sufre un ataque. Aunque se encontraban en una zona más conflictiva, ellos también habían comunicado al Pentágono, por GPS, el emplazamiento de sus oficinas. Al parecer, en vano, pues un misil acaba con la vida de Tarek Ayyoub, reportero jordano de la cadena. Al igual que había ocurrido en Kabul en noviembre de 2001, las oficinas de Al-Jazyra vuelven a ser objetivo de las fuerzas estadounidenses.

Esa misma mañana, un poco más tarde, se produce un intervalo de calma en las inmediaciones del Hotel Palestina, donde el Pentágono sabe que se alojan los periodistas internacionales. Los tanques y aviones estadounidenses habían dedicado toda la mañana a terminar con las últimas y dispersas fuerzas iraquíes que aún oponían algo de resistencia, principalmente en la orilla oeste del Tigris, donde se encuentran el complejo presidencial y los ministerios. Parece que reina la calma y, durante un buen rato, no se produce ningún disparo. El reportero español Carlos Hernández, de Antena 3, dice que parecen haberse quedado sin objetivos. Algunos periodistas dejan los balcones y se disponen a preparar sus crónicas dentro de las habitaciones; muchas cámaras dejan de grabar. "Incluso yo mismo abandoné el balcón porque vi que llevábamos ya casi media hora sin un solo disparo y parecía que la batalla estaba interrumpida" -dice Sistiaga. José Couso, por el contrario, sigue enfocando con su cámara a los tanques que se encuentran en el puente de Al- Jumuriya.

Entonces, Couso observa y graba cómo un tanque M1A1 Abrams gira su torreta y apunta al Palestina; se detiene, y dispara una sola ráfaga al hotel, que se encuentra a poco más de un kilómetro de distancia, alcanzando la planta 15. Es el tercer ataque del día a los medios de comunicación y no son ni las 12 de la mañana. El propio Couso y el reportero ucraniano de Reuters, Taras Protsyuk, son alcanzados por los escombros y la metralla. Protsyuk fallece casi en el acto a causa de las heridas. Inmediatamente, Jon Sistiaga y el cámara mejicano Jorge Pliego llevan al hospital a Couso, que está gravemente herido en una pierna, imágenes emitidas por la televisión española. Couso aguanta un par de horas. Reina el caos y un gran número de civiles se agolpan. Aún así, los médicos hacen todo lo posible, pero Couso sucumbe al terrible estado de shock.

Como siempre, la respuesta americana fue que "en respuesta al fuego enemigo...", mientras el Gobierno de Jose Maria Aznar hacía todo lo posible para quitar trascendencia al asunto en España.
Algunos periodistas españoles anteponen su versión a las mentiras del gobierno, como por ejemplo las palabras de Jon Sistiaga: "Mi opinión es que hubo una deliberada intención de disparar contra el hotel de los periodistas. Primero se acaba con la sede de Al-Jazyra televisión, media hora después se dispara a la sede de la televisión de Abu-Dhabi y media hora después, ese mismo tanque, ¿por qué no?, dispara al hotel donde está alojado el resto de la prensa internacional". Mónica G. Prieto añade: "Conservaban aquellas posiciones desde primera hora de la mañana, con lo cual nos tenían que tener localizadísimos".

Al final (y en contra de lo que afimó Ana Palacio en su día) EE.UU. jamás pidió perdón por el asesinato de los dos periodistas (al que hay que sumar otros, como el de Julio Anguita Parrado y otros tantos de los que no tenemos conocimiento).

El 23 de Octubre de 2003, la Audiencia Nacional declara el sobreseimiento provisional del caso. Toda una declaración de lo que entienden por justicia.




En un mundo en el cual cada vez cobra mas relevancia el tráfico de información, parece que los ciudadanos nos estamos tomando el lujo de que los grandes poderes clásicos, los de toda la vida, se nos coman el terreno en cuanto a medios de comunicación se refiere. Si el poder económico ataca por un lado, comprando los medios emergentes e independientes o ahogandolos para que tengan que resignarse a las migajas que los grandes dejan caer, el poder militar no duda en acabar con todos aquellos con disposición de contar al mundo lo que esta pasando.

Tampoco hay que olvidar a todos esos perros falderos contentos y satisfechos de colaborar con los planes tácticos de EE.UU.-O.T.A.N.-U.E., a los cuales deberíamos estarles agradecidos por no dejarnos salir del redil informativo. Espero que esta última especie sean cada vez menos.

Por último, siempre hay reporteros y corresponsales fieles a sus ideas (esas que, supongo, les llevó a una facultad de periodismo) y no dudan en poner en tela de juicio al orden establecido, tanto a nivel político como en su profesión.
Hace dos meses y poco publiqué una entrada con una conexión con uno de los corresponsales de rtve en Lationoamérica: Fran Sevilla, que desmentía todo ese bombardeo de imágenes de marines americanos repartiendo comida entre la población haitiana. Hoy, acordandome he visto un artículo en su blog: La impunidad de Honduras, y aprovecho para recomendar su lectura.

P.D. Hoy 8 de abril a las 20:00 habrá una concentración frente a la embajada de EE.UU. para recordar a couso y pedir la reapertura del caso.



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